Un título extraño ¿eh?
Pues me refiero a lo siguiente: salimos a cenar un grupo de amigos y pedimos seis bocadillos vegetales y un par de ensaladas, todos los platos con sus correspondientes rodajas de huevo duro. Pero… ¿qué es esto?, ¡todas las rodajas son idénticas!
Todas tienen el mismo tamaño y a nadie le tocó el culo del huevo (perdón, el extremo) ¡Y somos un montón! ¿Cómo es que a nadie le ha tocado la porción de clara del extremo? ¿Es que acaso la tiran? ¿Es que tenemos mucha suerte?
Ni mucho menos. Aquí no se tira nada ni se es especialmente afortunado. Lo que ocurre es que en casa cortamos las rodajas directamente del huevo y ellos no. Las cortan de una barra de huevo duro, como si de un embutido se tratase.
Y ¿cómo es eso?
Fácil. Primero se rompen los huevos y se separan las claras de las yemas. Luego en un proceso industrial se rellena con las yemas un cilindro cuya base circular se corresponde con el tamaño habitual de una yema de huevo.
Ahora se cuecen las yemas en un microondas. Posteriormente se desmoldan y se introduce ese cilindro macizo de yema de huevo cocida en un cilindro mayor cuya base se corresponde con el tamaño máximo habitual de una rodaja de huevo.
Se rellena el espacio interior con las claras y se vuelve a introducir el conjunto en el microondas hasta que tanto la yema como la clara estén completamente cocidas.
Se envuelve en la funda de plástico y se presenta como una barra de embutido. ¡Et voilà! ¡Rodajas de huevo clónicas!
Nota sabionda: ¿Y dónde se puede comprar eso? Pues por ejemplo aquí.
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